martes, 9 de agosto de 2011

Historia de una semilla

Hace ya mucho tiempo, cuando las estaciones no se sucedían aún en el orden actual, ocurrió que una semillita de árbol emprendió el más intenso viaje de todos a los que las semillas de árbol han estado habituadas y eso que, como todo el mundo sabe, estas semillas son las más viajeras de todas.



La nuestra era una semilla pequeña, como todo lo que es aún semilla, pero muy inquieta y dispuesta a buscar lo que la vida le deparase de goce y aventura, cuando era todavía una flor se había quedado embobada con el vuelo de una mariposa que buscó su polen, con una puesta de sol más naranja de lo que era habitual o con una gota de rocío que la visitaba con frecuencia para hablarle del mar y de unos animalitos muy raros sin patas que pasaban el día haciendo nadamientos con el agua(o algo así)…


Un día, el viento del sur le habló de los países que había visitado y de todas las cosas bonitas que había encontrado en sus constantes abrazos a la tierra. A nuestra semilla se le encendía poco a poco un fuego interior del camino nuevo, que comienza siendo tan pequeñito como la luz de una vela o un candil y termina provocando un auténtico incendio de sentimientos. Hasta que un día voló con el viento, con el vuelo de las cosas que son sencillas, como vuela las horas que se comparten o las voces que entrelazan sus notas poco a poco en una canción de Amor.

Y llegó, como llega una carta de Amigo, a un prado fantástico.No era el más espacioso de todos, ni el más verde,ni el que tenía más animales, pero a esta semilla le pareció el lugar más bonito del mundo, y decidió que se plantaría y no iba a volar más (después de despedirse del viento del sur, naturalmente, y de agradecerle su calidez de trato y esa forma tan sutil de llevarla cuando entre cerro y cerro se habían encontrado nubes de tormenta y casi se hizo daño con las zarzas).


Nadie nunca le explicó lo que se siente cuando uno se planta.Pero la sensación, al contrario de lo que podría pensar, resulta de lo más agradable, es como sumergirse en un baño de aguas calentitas y descubrir que ese es tu lugar en el cosmos, a pesar de que afuera todo sea lluvia y frío.



La Madre Tierra fue recibiendo a nuestra semillita como algo esperado largo tiempo y la colmó con todo tipo de atenciones hasta que un día, fruto del Amor entre ambas, le fueron creciendo raíces.
Se sintió entonces más estable y más feliz de lo que nunca había estado y sintió mucha pena de todos aquellos seres que por miedo a perder su propia esencia temen unirse a otros seres y no pueden experimentar lo grande que resulta ser "yo" en un "Tú", allí descubrió quién era en realidad y como una explosión le brotó un tallo esbelto, que más tarde se volvió robusto y fuerte, del que le brotaron ramas en las que los pájaros fueron haciendo nidos para vivir. Y de esta manera se fue transformando en un hermoso y robusto árbol, su pequeño amor de semilla la había transformado en un inmenso signo de amor para todos.


Pasó un día, y pasó un año, primaveras e inviernos en los que notas la caricia del sol, el dulce murmullo del agua, sentir el roce de las pequeñas flores en sus raíces más superficiales cuando azotaba el viento del norte.También pudo escuchar las voces ocultas tras cada gota de agua; el cantar del rocío matutino, la suave música de la neblina, los coros intensos de la lluvia… toda esta música entonaba el canto de Amor que la madre Tierra iba regalando a nuestra semillita tras su abrazo eterno y fecundo.


Pero también llegó el día gris, el que se reduce a la burocracia del firmar papeles, vender tierras como meras posesiones; sin importarnos las manos de aquellos que han de adquirirlas como una mera propiedad y no como parte de nuestra vida. Y llegaron los árboles metálicos que fueron empujando, allanando y recubriendo la tierra de una sustancia rara de un desagradable olor: el alquitrán.
Fueron días terribles en los que muchos amigos de nuestra semilla se marcharon despavoridos por haber perdido su casa en beneficio de aquella lengua larga y negra por la que comenzaron a circular unos animales metálicos muy veloces, soltando humo. Ningún ruido mínimamente clasificable para esta semilla convertida en árbol salía de ellos... todo el mundo sabe que los perros ladran, las ovejas balan o los lobos aúllan, pero : "¿qué animales podrían emitir un ruido tan desagradable?"…



Aquel joven árbol no podía entender nada, pero aún tenía motivos para sentirse bien, teniendo en cuenta que no le habían eliminado, como le ocurrió a otros muchos amigos para dar paso a la carretera, pero se quedó muy solo, en medio del prado, sin ningún árbol cerca, sólo le acompañaba la hierba hasta que se secaba con el verano, bueno....y con aquella ruidosa carretera.
Desde este momento, alguien que siempre se había sentido especial comenzó a sentirse muy solo y desgraciado a pesar de los mimos de la Madre Tierra.



Así un día, así un año, invierno en primavera monotonía de las horas que se consumen sin poder compartirlas con nadie, … todo el mundo sabe que lo peor de toda soledad es la de tener la seguridad de que tampoco lejos nos quedan amigos, que no hay más árboles como yo, aunque me encuentre en el medio del bosque.
Hasta que un buen día, desde uno de esos vehículos extraños... (no sabría muy bien como explicarlo)... nuestra semillita, convertida ya en árbol se sintió parte de un todo... y es que de una forma extraña, como ocurren los milagros y los partos, dos seres que viajaban en uno de aquellos cascos de lata de la carretera lo miraron por primera vez, no LO VIERON simplemente, como habían hecho antes tantos otros. Su historia cambió porque aquellos dos seres lo miraron de verdad, como se mira el mar por primera vez o la casa en la que han de jugar nuestros hijos.
Fue, desde luego, todo un flechazo. En aquel instante preciso éste dejó de ser un árbol más para quedar transformado para siempre en “nuestro árbol”;una realidad nueva, fruto de la elección libre de estos seres, que también se eligieron un día libremente para dar y recibir Amor.
Entonces nuestro árbol comenzó a vivir para ellos... como se dedica una canción o como se cuenta un cuento, como se puede acariciar el rostro de los seres que amamos.



Vivir es dar y compartir, porque en esta vida, todo lo que no se da se queda dentro y se hace dañino, como los sueños que nunca confesamos y acaban convertidos en terribles pesadillas.




Para quien sabe, como yo; mirar un árbol.

Te amo eternamente
Os amo eternamente.
Javier(Papi).