martes, 15 de septiembre de 2009

Por Cigarrear


Esta es la historia de una voz que cayó un día del cielo, porque un angelito jugaba a hacer el pino en una nube mientras que con lluvia limpiaba su arpa. Muy preocupado corrió a decirle al Señor que había perdido su voz y Dios, sonriendo, le dijo:
-”Tu voz está en la tierra y otro ángel va a encontrarla. Cada vez que él cante, eso sí, te dejaré escucharla.”
Dios andaba muy preocupado por el cielo esos días porque no podía darle esa voz a cualquiera. Tenía que ser alguien muy importante. Pero como Él tenía mucho trabajo y mucha gente que atender mandó a una de sus estrellas para buscar a la personita que iba a ser instrumento de esa voz.
La verdad es que la estrella que envió era un poco despistada. Anduvo y anduvo por muchas ciudades, sin contar las veces que pasó por las mismas sin acordarse.
Un poco cansada de no encontrar a nadie decidió dar un tranquilo paseo a hombros de una paloma y volver al cielo para darle la noticia a Dios. Entonces la paloma se posó en una montaña a beber las gotas de plata que flotaban en una flor bañada por el rocío de la mañana. En ese momento fue cuando la estrella vio al niño, que sentado en una roca miraba al cielo con carita triste porque en su vida faltaban citruéñigos.
La estrella, emocionada, dijo a la paloma:
-”Tú le darás la Paz, yo la Luz y Dios la Voz” Y una flor, que despertaba a la vida, se unió a la fiesta y le regaló el Amor.
Este niño comenzó a caminar por la vida y conoció a muchos citruéñigos. Les dio luz y calor, les hizo sonreír, les enseñó a cantar y decidió vivir su vida entregado a Dios, pero no a un dios cualquiera sino al Dios de la alegría y la libertad.
Por eso su Paz puede tocarse, porque se la regaló una paloma con alas de libertad. Por eso brilla en la oscuridad, porque una estrella le salpicó con polvos de luz. Su amor es puro y fresco como el aroma de una flor cuando nace. Y su voz es un regalo de Dios.
Cada vez que el niño canta, un angelito en el cielo con carita picarona se asoma entre las nubes y sigue su melodía con el arpa. Por eso cuando el niño está triste y no canta un angelito llora.

Si alguna vez una luz te ciega con aroma de libertad y una voz te hace sentir en paz, sal corriendo y abraza a ese niño porque quererlo a él es como querer al mismo Dios.
Y así termina la historia...
No olvides que cuando caen cosas del cielo una estrella, algo despistada, baja a la tierra para regalarlas.

5 comentarios:

  1. Llevo dias esperando un cuento tuyo ..y por fin hoy nos regalas una historia tan tierna y
    maravillosa que me he emocionado...rezumas sensibilidad y una imaginación llena de ternura.
    Gracias Nati por compartir tus cuentos que hacen pensar,en la libertad, en el amor..con temas tan necesarios para encauzar la vida.

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  2. Ay!! niña, que bonitas historias cuentas, no sabes lo que me gusta leerte.
    Muchos besitos cielo.

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  3. me ha encantado!!!!!!!!, qué imaginación y qué derroche de ternura!!!!!!
    IMPRESIONANTE!!!!!!!!!!!!
    sigue así por favor!!!!!
    besoooootes

    Eli

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  4. qué historia más tierna, me encanta dedicar estos minutillos de mi tiempo a leerte y esos finales con mensaje... genial Nati...besos

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  5. Nati ya tienes otra seguidora y admiradora más, te voy a seguir leyendo. Me gusta como escribes, es una sensibilidad especial que me llega al alma. Un abrazo con todo mi cariño.

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