jueves, 17 de noviembre de 2011

Fiesta en el mar




La almeja Carolina estaba muy atareada aquella mañana, tenía que preparar sus clases de canto ya que daba comienzo el curso, era una almeja algo vieja pero muy sabida en temas de música, había tocado el piano en los mejores teatros de el océano, era enjuta y muy coqueta, aunque su carácter se había agriado con los años.
El grupo de canto lo formarían ese año: el cangrejo Serafín, algo atrevido con las chicas para el gusto de Carolina, Tomas el calamar, la estrella Marina que era la preferida de la señora almeja, ya que su voz era la más aventajada era una criatura tan dulce…, el silbato Honorato que venía de un barco hundido hacía muchos años en aquellas aguas, era muy refinado pues en el barco viajaban personas muy adineradas, claro que algo turbio lo envolvía, no contaban cosas buenas de aquel Titanic…Y así un largo grupo de alumnos que iréis conociendo.
Con la ayuda de Marta una manta de avanzada edad Carolina comenzó a preparar sus clases, sobre Marta escribía las partituras con la tinta de una joven sepia que siempre estaba dispuesta a echar una mano por el solo el placer de escuchar a Carolina tocar el piano, la almeja estaba segura que algún día no muy lejano sería su sucesora.
Se estaba preparando la fiesta de la Sirenita, una fiesta que traía a todas las jovencitas del fondo del mar de cabeza, ya que todas querían ser coronadas como la mejor sirena, para el evento, contaban este año con la participación de Carolina y sus jóvenes voces. Muy emocionada contó sus ideas a los alumnos los cuales se lo tomaron con ilusión y alegría. Tenían un largo trabajo por delante , pero con tesón y esfuerzo saldría a la perfección, de eso no tenía duda Carolina.
Puso el horario y pidió mucha puntualidad ya que no había tiempo que perder, así comenzaron los ensayos, todos puntuales y dispuestos, las cosas estaban saliendo muy bien y Carolina estaba muy satisfecha con su clase.
Eligieron un vestuario acorde con la fiesta, los chicos irían vestidos con pantalón largo negro con la raya muy bien planchada les decía Carolina, y una camisa del mismo color, las chicas llevarían un traje de gasa negra con un bonito lazo en la falda con cristales de colores, el pelo lo llevarían recogido en un moño y los zapatos tenían que brillar, ya se encargaría ella de pasar revista antes de salir.
El lugar donde se iba a realizar el espectáculo estaba engalanándose para ese día, miles de medusas rodearían la gran puerta sacando el más bello tono azul eléctrico, serían como luces de neón .
La clase tenía aquella noche después del ensayo una fiesta para recaudar dinero para el viaje de fin de curso, todos los alumnos estaban en el instituto y claro esa fiesta no querían perdérsela por nada del mundo, lo único que preocupaba a Carolina eran las corrientes frías del océano. Muy seria como de costumbre hizo una advertencia a sus alumnos;
-“ Espero que no lleguéis muy tarde de la fiesta ya que en pocos días actuamos para un público muy sabido en lírica y tenemos que quedar bien”.
Todos prometieron no llegar demasiado tarde y por supuesto no acercarse a las corrientes frías, cosa que no tranquilizo demasiado a Carolina.
Uno a uno se fueron preparando para la gran noche, para muchos de ellos sería la primera fiesta de sus vidas, imaginaros la emoción.
Llegaron puntuales no querían perderse nada de aquella noche, tengo que deciros que el cangrejo Serafín estaba de novio con la sepia que tanto ayudaba a Carolina, pero como era algo más pequeña no la dejaron ir a la fiesta.
Las horas pasaban y la fiesta estaba muy animada, bailaban, cantaban, reían…
Iban a nombrar a la Sirenita reina y la emoción se podía palpar, todas las candidatas eran preciosas pensaba Honorato que sin querer dio un pitido de emoción, pero antes de nombrarla y para dar más intriga propusieron un juego, en ello estaban cuando de repente las corrientes frías del océano hicieron su aparición, tan enfrascados estaban en el apasionante juego que no se percataron de su presencia pasados algunos minutos.
Marina comenzó a toser le molestaba levemente la garganta, pensó que sería de las emociones vividas y que descansando se le pasaría, terminaron la fiesta a altas horas de la madrugada y al salir se dieron cuenta con miedo que las corrientes frías estaban allí,-“ ¡madre mía!”, exclamó Marina,” ahora entiendo lo de mi dolor”.
A la mañana siguiente no solo a Marina le dolía la garganta, a más de un alumno le habían afectado las corrientes que tanto temía la almeja Carolina. La clase comenzó pero tuvieron que parar, entre toses, estornudos y ronqueras, ¿qué hacemos ahora? Preguntaba Carolina tan solo tres días nos separan de la fiesta de la Sirena reina, vosotros lo sabéis bien ya que anoche fuisteis a su nombramiento y después de una gran regañina los mando a casa a descansar a ver si así podían actuar.
Carolina estaba muy afectada porque había puesto mucho en este proyecto, para que por una salida sin control todo se fuera al garete, por allí paso Elena la ballena y al verla tan afectada no pudo más que entrar a ver que le pasaba, Carolina le contó lo sucedido, Elena comenzó a reír, no te preocupes mujer y comienza a sacar brillo a tus perlas para la ocasión los jóvenes se recuperan rápido y además está por aquí el doctor delfín que es una eminencia en temas de afonías, manda a los chicos a su consulta y todo solucionado recuerda cuando tu y yo salíamos a hasta altas horas de la noche. Después de hablar con el doctor Carolina se tranquilizó, aunque no se le pasaba el enfado.
La tarde antes de la fiesta, Carolina citó a todos para un ensayo general, lo más temido se hizo realidad, algunas gargantas no estaban al cien por cien y no había nada en el mundo que temiese más Carolina que quedar mal ante un público tan sabido, muy enfadada decía sin parar seremos la comidilla de todo el océano, las corrientes frías se alegraran de mi fracaso, siempre fuimos rivales en las clases de piano y cada vez más irritada se marchó a su casa cerrando la puerta fuertemente tras de sí.
La hora había llegado, todos estaban puntuales y con una perfecta presentación, a Carolina le temblaban las perlas, no paraba de moverse poniendo nerviosos a todos.
De repente fueron llamados al escenario, se colocaron como lo ensayado las luces bajaron de color y Carolina dio la entrada, nadie cantó, a Carolina se le descompuso la cara y dio una nueva entrada, Marina y Serafín entonaron la canción uno a uno se fueron animando todos los demás el concierto salió a la perfección, la sirenita reina felicitó en público a Carolina y al coro que tanto la había emocionado una gran ovación se escucho en el océano y a Carolina se le cayeron las perlas.
Carolina tuvo que disculparse por su dureza ante los alumnos y prometió ser más flexible en los próximos ensayos, claro que la almeja era muy vieja para cambiar, lo que ocurría es que aunque gruñona todos la admiraban y la querían.





Nati del Barco gallardo

jueves, 20 de octubre de 2011

Jugando con Dragones



Fito era un pequeño dragón de color morado que rascaba su cola fuertemente intentando en vano quitar ese color de su cuerpo que tanto le acomplejaba. -Un dragón morado- se decía para sí cada vez más enfadado.
Él había escuchado que la piel se cambiaba y que el sol también ayudaba a algunos animales a cambiar su color, pero le fastidiaba mucho que con él nada surtiera efecto, con lo bien que se vería con un tono verde.
Decidió dejar de rascar su piel y seguir a los demás dragones que se dirigían hacia el lago para descansar y refrescarse.
Una vez instalados en el valle, Fito se puso a investigar la zona con la intriga de los investigadores, cuando de repente lo vio, era un niño con unas grandes gafas de silicona y una melena rubia algo revuelta que jugaba con su espada de madera. Una vez se aseguró que el pequeño era inofensivo se acercó. Cuando el niño lo tuvo delante se quedó boquiabierto y cayéndosele la espada de las manos muy sorprendido, preguntó ¿quién eres tú? Fito explicó al pequeño quién era y qué hacía allí. Él no podía creer lo que estaba ocurriendo, tenía un dragón morado delante suya; con la boca cada vez más abierta pensó salir corriendo pero no pudo hacerlo porque el miedo le había paralizado las piernas.
Pasaron varios días hasta que el dragón volvió a ver al niño, era domingo por la mañana y Mauricio, que así se llamaba nuestro pequeño amigo, volvió al valle. En esta ocasión no lo hizo solo, fue acompañado por un grupo de amigos, todos querían ver al dragón morado, porque Fito les había contado su hallazgo pero Fito asustado, no salió de la gruta que hacía de su casa en el valle, ya que sus padres le habían contado algunas historias de humanos donde los dragones no salían muy bien parados. Pasadas algunas horas, los amigos de Mauricio se marcharon desilusionados y algo enfadados con él porque creían que los había engañado.

Cuando Fito vio que Mauricio se había quedado solo salió a saludarlo. El niño sorprendido le dijo ¿Fito, dónde estabas?, mis amigos vinieron a conocerte pero se han marchado sin creerme. Cuando Fito explicó al niño las historias que sus padres le habían contado, unas lágrimas cayeron de los ojos del pequeño, no entendía tanta crueldad. Desde ese instante se hicieron amigos inseparables, Mauricio le prometió ayudarle con su problema del color y Fito le ofreció protección para siempre. Así pasaron noches y días, veranos e inviernos.
Un día Mauricio se levantó con una idea en la cabeza, le parecía fantástica, así ayudaría de una vez por todas a su amigo Fito con el problema del color. Bajó al garaje de su padre, cogió
unos botes de pintura permanente de color verde y se fue hacia el valle. Cuando llegó a la gruta le contó a Fito la idea que había tenido y a la luz de una vela se puso manos a la obra. Tenía más de media cola pintada cuando de repente la vela se apagó, cayendo niño y dragón al suelo.
Las horas pasaban, el pequeño no llegaba a casa, sus padres muy preocupados comenzaron a buscarlo por todas partes sin éxito, en el valle los demás dragones también empezaban a preocuparse, no habían visto a Fito en toda la tarde.
Así pasaba el tiempo la angustia se apoderaba de humanos y dragones, cuando de repente un murciélago salió a toda prisa de la gruta con una terrible tos. Cuando se recuperó contó a todos los dragones lo ocurrido dentro, en esos momentos sacaron a Fito y a Mauricio. Al rozar el viento de la noche la cara del niño comenzó a reponerse sin saber bien dónde estaba, así pudo escuchar a sus padres que lo llamaban y volver con ellos a casa.
En otro lugar del valle, los padres de Fito lo regañaban por el atrevimiento.
Pasó largo tiempo hasta que niño y dragón volvieron a verse pero aprendieron bien la lección, que todos somos importantes independientemente del color que tengamos y que nunca se pueden utilizar cosas de mayores sin que ellos lo sepan.
Ahora podéis ver en el valle a un niño con su espada de madera y a un dragón morado con pinceladas verdes que juegan muy contentos sin ocultarse de nadie.

martes, 9 de agosto de 2011

Historia de una semilla

Hace ya mucho tiempo, cuando las estaciones no se sucedían aún en el orden actual, ocurrió que una semillita de árbol emprendió el más intenso viaje de todos a los que las semillas de árbol han estado habituadas y eso que, como todo el mundo sabe, estas semillas son las más viajeras de todas.



La nuestra era una semilla pequeña, como todo lo que es aún semilla, pero muy inquieta y dispuesta a buscar lo que la vida le deparase de goce y aventura, cuando era todavía una flor se había quedado embobada con el vuelo de una mariposa que buscó su polen, con una puesta de sol más naranja de lo que era habitual o con una gota de rocío que la visitaba con frecuencia para hablarle del mar y de unos animalitos muy raros sin patas que pasaban el día haciendo nadamientos con el agua(o algo así)…


Un día, el viento del sur le habló de los países que había visitado y de todas las cosas bonitas que había encontrado en sus constantes abrazos a la tierra. A nuestra semilla se le encendía poco a poco un fuego interior del camino nuevo, que comienza siendo tan pequeñito como la luz de una vela o un candil y termina provocando un auténtico incendio de sentimientos. Hasta que un día voló con el viento, con el vuelo de las cosas que son sencillas, como vuela las horas que se comparten o las voces que entrelazan sus notas poco a poco en una canción de Amor.

Y llegó, como llega una carta de Amigo, a un prado fantástico.No era el más espacioso de todos, ni el más verde,ni el que tenía más animales, pero a esta semilla le pareció el lugar más bonito del mundo, y decidió que se plantaría y no iba a volar más (después de despedirse del viento del sur, naturalmente, y de agradecerle su calidez de trato y esa forma tan sutil de llevarla cuando entre cerro y cerro se habían encontrado nubes de tormenta y casi se hizo daño con las zarzas).


Nadie nunca le explicó lo que se siente cuando uno se planta.Pero la sensación, al contrario de lo que podría pensar, resulta de lo más agradable, es como sumergirse en un baño de aguas calentitas y descubrir que ese es tu lugar en el cosmos, a pesar de que afuera todo sea lluvia y frío.



La Madre Tierra fue recibiendo a nuestra semillita como algo esperado largo tiempo y la colmó con todo tipo de atenciones hasta que un día, fruto del Amor entre ambas, le fueron creciendo raíces.
Se sintió entonces más estable y más feliz de lo que nunca había estado y sintió mucha pena de todos aquellos seres que por miedo a perder su propia esencia temen unirse a otros seres y no pueden experimentar lo grande que resulta ser "yo" en un "Tú", allí descubrió quién era en realidad y como una explosión le brotó un tallo esbelto, que más tarde se volvió robusto y fuerte, del que le brotaron ramas en las que los pájaros fueron haciendo nidos para vivir. Y de esta manera se fue transformando en un hermoso y robusto árbol, su pequeño amor de semilla la había transformado en un inmenso signo de amor para todos.


Pasó un día, y pasó un año, primaveras e inviernos en los que notas la caricia del sol, el dulce murmullo del agua, sentir el roce de las pequeñas flores en sus raíces más superficiales cuando azotaba el viento del norte.También pudo escuchar las voces ocultas tras cada gota de agua; el cantar del rocío matutino, la suave música de la neblina, los coros intensos de la lluvia… toda esta música entonaba el canto de Amor que la madre Tierra iba regalando a nuestra semillita tras su abrazo eterno y fecundo.


Pero también llegó el día gris, el que se reduce a la burocracia del firmar papeles, vender tierras como meras posesiones; sin importarnos las manos de aquellos que han de adquirirlas como una mera propiedad y no como parte de nuestra vida. Y llegaron los árboles metálicos que fueron empujando, allanando y recubriendo la tierra de una sustancia rara de un desagradable olor: el alquitrán.
Fueron días terribles en los que muchos amigos de nuestra semilla se marcharon despavoridos por haber perdido su casa en beneficio de aquella lengua larga y negra por la que comenzaron a circular unos animales metálicos muy veloces, soltando humo. Ningún ruido mínimamente clasificable para esta semilla convertida en árbol salía de ellos... todo el mundo sabe que los perros ladran, las ovejas balan o los lobos aúllan, pero : "¿qué animales podrían emitir un ruido tan desagradable?"…



Aquel joven árbol no podía entender nada, pero aún tenía motivos para sentirse bien, teniendo en cuenta que no le habían eliminado, como le ocurrió a otros muchos amigos para dar paso a la carretera, pero se quedó muy solo, en medio del prado, sin ningún árbol cerca, sólo le acompañaba la hierba hasta que se secaba con el verano, bueno....y con aquella ruidosa carretera.
Desde este momento, alguien que siempre se había sentido especial comenzó a sentirse muy solo y desgraciado a pesar de los mimos de la Madre Tierra.



Así un día, así un año, invierno en primavera monotonía de las horas que se consumen sin poder compartirlas con nadie, … todo el mundo sabe que lo peor de toda soledad es la de tener la seguridad de que tampoco lejos nos quedan amigos, que no hay más árboles como yo, aunque me encuentre en el medio del bosque.
Hasta que un buen día, desde uno de esos vehículos extraños... (no sabría muy bien como explicarlo)... nuestra semillita, convertida ya en árbol se sintió parte de un todo... y es que de una forma extraña, como ocurren los milagros y los partos, dos seres que viajaban en uno de aquellos cascos de lata de la carretera lo miraron por primera vez, no LO VIERON simplemente, como habían hecho antes tantos otros. Su historia cambió porque aquellos dos seres lo miraron de verdad, como se mira el mar por primera vez o la casa en la que han de jugar nuestros hijos.
Fue, desde luego, todo un flechazo. En aquel instante preciso éste dejó de ser un árbol más para quedar transformado para siempre en “nuestro árbol”;una realidad nueva, fruto de la elección libre de estos seres, que también se eligieron un día libremente para dar y recibir Amor.
Entonces nuestro árbol comenzó a vivir para ellos... como se dedica una canción o como se cuenta un cuento, como se puede acariciar el rostro de los seres que amamos.



Vivir es dar y compartir, porque en esta vida, todo lo que no se da se queda dentro y se hace dañino, como los sueños que nunca confesamos y acaban convertidos en terribles pesadillas.




Para quien sabe, como yo; mirar un árbol.

Te amo eternamente
Os amo eternamente.
Javier(Papi).



viernes, 1 de julio de 2011

FELIZ VERANO PARA TODOS.




Tengo que despedirme de ustedes por un tiempo corto, serán dos meses aproximadamente, pero os dejaré hasta mi vuelta una historia real con pinceladas fantásticas, el autor es mi esposo Javier Gómez, es la historia de amor entre una pareja y un árbol.


Espero que os guste y le deis una oportunidad, como escritor no tiene desperdicio.


Lo subiré días antes de marcharnos de vacaciones y a la vuelta os cuento.


Espero que sigáis entrando, aunque este ausente.


Os llevaré en el corazón.


Besos para todos de vuestra fiel amiga Nati.


sábado, 25 de junio de 2011

Hada



Era de esos días que el sol calidece las almas, cuando su preciosa carita irrumpió de repente para alegría de todos. Sus padres no lo dudaron, su venida fue tan mágica que su nombre sería Hada.
Pasaron inviernos y veranos, noches y días, Hada crecía feliz entre artesanos, malabaristas y gente muy especiales. Hada había tenido mucha suerte, había nacido en una familia que no solo amaba la naturaleza si no que también sabían disfrutar de ella. Todas las tardes sus padres iban con ella al campo, así Jara, su perro, podía correr y quemar toda la energía acumulada durante el día, la pequeña era muy feliz con la brisa que acariciaba su carita, le encantaba perderse entre las amapolas y la lavanda, mientras su madre la observaba tejiendo lindas coronas de margaritas silvestres que Jara destrozaba siempre que intentaba olerlas.
Algunas noches su padre montaba una tienda de color azul y la pasaban mirando al firmamento, Hada siempre se dormía escuchando el murmullo de los pajaritos y el suave silbido del viento que traía aromas a libertad.
Un día vino el viento del sur y trajo a las hermanas siniestras, el invierno se instaló de repente en el corazón de mamá y papá. Hada, aunque pequeña, notaba que las cosas no iban bien.
La alegre habitación de mamá se tornaba triste y oscura cada vez más a menudo, las risas y cantos se estaban enmudeciendo y hasta la brisa y las flores del campo habían palidecido.
Pero Hada pidió un deseo y lo hizo desde sus sueños de niña inocente, pero poderosos por que se piden sin condiciones.
Pidió un dedal para que el dolor no duela y que lo inmenso los abrazara como el mar… y al despertar el viento del sur se había marchado, llevándose con él a las hermanas siniestras y en su lugar dejó un reloj que marcaba las horas en re que son las horas felices.
Y así sus padres construyen un nido donde vivir eternamente juntos.
Porqué todo lo que se desea con la inocencia de un niño se consigue.
Para Hada, la personita que alivia y distrae las oscuras horas de los mayores.
Con mucho cariño Nati del Barco.
2011.

sábado, 4 de junio de 2011

Soñando con Hadas



Esta historia, ocurrió hace mucho tiempo, pero bien podría haber ocurrido en nuestros días, ya que a veces las cosas no cambian tanto como pensamos. Pasó cuando los árboles se tiñen de ocres y dorados y el verde es más intenso que en otras ocasiones, el bosque desnudaba poca a poco, su alma, quedando a la vista de todos el inmenso valle que se rendía a sus pies.
Junto al pequeño riachuelo estaba una niña de lindos cabellos que enredaban al compás del viento, un viento que ofrecía aroma a tierra mojada. Con la libertad que le producía la inmensidad del valle, comenzó a danzar feliz y fugaz como lo hacen las estrellas en la madrugada.
De pronto una risa juguetona, interrumpió la danza, la niña corrió a ocultarse detrás de unos rocas, algo revoloteó a su lado, no logró ver de que se trataba, el miedo había cerrado sus ojos. Cuando consiguió abrirlos todo estaba en calma...
De lejos una voz anunciaba la hora de regresar, rompiendo su tarde mágica.
Se levantó algo cansada a la mañana siguiente intentó en vano, convencer a su madre de no ir a clases, esa mañana repartían los papeles para la obra de teatro, estaba segura de que no habría papel para ella. Su convencimiento la hacía sentirse distinta a todos los demás.
Dieron los papeles, el profesor de arte la miró sonriendo y con un guiño de complicidad le dijo muy bajito:”serás la voz en off de mi obra”, no podía creerlo por primera vez, tenía un papel, no solo eso, no tendría que mostrarse delante de todos, con lo que a ella le incomodaba, feliz corrió a su casa y acomodando los cojines en la silla se sentó a comer, contagiando su entusiasmo al resto de la familia, a todos menos a su madre que no le parecía interesante el papel que le habían dado a su hija, pero prefirió callarlo para no romper la alegría de todos.
La niña bajaba como cada tarde al valle, leía una y otra vez, la obra, no podía fallar, su primera actuación tenía que ser perfecta.
Entusiasmada fue a los ensayos, sus compañeros la miraban, algunos con simpatía, otros con desgana (no podemos ser a gusto de todos), sus piernas comenzaron a temblar, las manos se le humedecían y la voz le salía entre cortada. El profesor paró el ensayo, mandó repetir desde que entra la voz en off dijo en voz muy alta.
Cuando terminó el ensayo, se dirigió al valle, llovía y decidió tumbarse sobre la hierba mojada, un sentimiento de culpa y vergüenza la rodeaba, impidiendo que pudiera disfrutar del momento, los ensayos se habían convertido en algo terrible para ella, e incluso pensó dejarlos, cabizbaja y sollozando entró en casa, su madre la observaba desde la cocina, sabía bien que le pasaba o al menos lo imaginaba.
Tiró la mochila a un lado y se tendió en la cama, abrazando a Campañilla su muñeca favorita, contándole todo estaba cuando el sol se ocultó detrás de las montañas que rodeaban su casa, cuando volvió a ver revolotear algo cerca de ella, se tapó la cara con su muñeca, pero la curiosidad hizo que abriese los ojos, sin apartar la muñeca de su húmeda cara.
Una luciérnaga iluminó la habitación, ese fue su primer pensamiento y poco a poco separó la muñeca de su cara.
No podía creer lo que sus ojos estaban viendo, era un hada, sus alas eran transparentes, podía ver tras ellas, pero tenía destellos de colores brillantes, cuando revoloteaba caían polvos azules de sus alas y un olor a calma invadió la estancia. De repente dejó de mover sus alas y mirando a la niña con una mirada inocente le dejo: “mira conmigo detrás de la ventana”, que se cerró de golpe.
El escenario que el hada le mostró era muy familiar para ella, vió a su familia y como todos tenían sus miedos, también le mostró como se preocupaban por ella y a su vez por los demás, no entendía nada, en sus ojos, vio el hada su pregunta, pero no has venido a convertirme en princesa y a resolver todos mis problemas?, el hada la tomó de la mano y la invitó a ver una representación.
¡Es mi obra!, exclamo la niña, pero ella no estaba.
No había voz en off, lo que hacía muy difícil que los espectadores pudieran entender con claridad la obra, observó con sorpresa que su madre se encontraba entre el publico y a su lado muy triste estaba ella, con la desesperación del que no entiende nada miró al hada que sonreía alegremente, cosa que inquietó más a la niña.
El hada le dijo observa en silencio y al finalizar, pudo darse cuenta que sus compañeros también fallaban alguna vez, que muchos la echaron de menos e incluso el profesor, tuvo que hacer la voz en off, para no seguir aburriendo al publico, era cierto que algunos compañeros se alegraron de su ausencia pero eran los mismos que se reían cuando fallaban los demás.
Así con esos pensamientos y observaciones dejó el hada durmiendo a la niña.
Cuando despertó, no sabía si había sido realidad o un sueño, pero al coger sus pantalones del perchero un brillante polvo azul cayó de sus bolsillos. Comprendió que la visita había sido real y que cualquier persona es importante en la obra de la vida, que no hay papeles, pequeños ni grandes, que igual que hay quien no nos quiere, hay quien si lo hace.
Más ilusionada que nunca se marchó a clase aquella mañana y con lo seguridad y el convencimiento del que se siente querido y valorado, entró en el aula de teatro, comenzó a leer su parte de la obra. Hubo equivocaciones, pero no por eso se dejó de representar.
Cuando terminó una sensación de bien estar lo inundó todo, junto a los aplausos, vio revolotear algo a su alrededor pero en esta ocasión no cerró sus ojos.

Para Yohanna la niña que sueña con hadas.
Con mucho cariño Nati del barco
Junio 2011.

domingo, 15 de mayo de 2011

GONINA

Hoy quiero contaros la historia de Gonina, una gomita de color rosa que suspiraba, por el amor de Plumín, un pincel que hacía las delicias de su joven dueño, un dibujante de comic.

Muy de mañana Gonina se acicalaba, quitándose los restos de pelusa o papel después de haber sido utilizada , recolocándose su rizada melena rosa y su traje transparente, para que cuando Plumín saliera de su bote la viese lo más mona posible.
Gonina, se valía de su alegre y llamativo color para llamar la atención de todos los que pasaban por la mesa de trabajo del joven pintor, así, de esa manera tan inocente, podía ir de mano en mano de un lugar a otro y con suerte caer cerquita de Plumín.
Mientras el joven pasaba las tardes y las noches dibujando, Gonina coqueteaba incesantemente con folios, sacapuntas, rotuladores… para así intentar poner celoso a su amado.
Algo ocurría que ella no podía entender, si ella era la más bella, joven y alegre de las gomas cómo era que el pincel de sus sueños la ignoraba tan descaradamente. Esto enfurecía a Gonina muchísimo.
Harta de que el pincel no se dignara a dirigirle ni una sola mirada, planeo un maléfico plan,
Para hacerlo necesitaba la ayuda de algunos de sus admiradores.
Pensó empujar al pincel, sobre el dibujo del joven cuando estuviese a punto de ser finalizado, así ella tendría que entrar en escena para arreglar lo que se suponía había estropeado la torpeza del pincel, de esta manera podría permanecer largo rato a su lado y no le cabía la menor duda que se fijaría en ella,… sería su momento!
Cuando el comic estaba a punto de ser firmado por su autor, el folio que soportaba al pincel, ayudado por dos tubos de oleos, se deslizó bruscamente sobre el comic, dejando caer al manchado pincel sobre las nubes, emborronándolas de rojo(que es como se puso Plumín al observar lo ocurrido), pero lejos de usar a la goma para arreglar el estropicio, el joven limpio delicadamente el pincel y lo deposito en su bote, cosa que agradeció mucho Plumín, ya que era donde más le gustaba estar por qué desde hacía algún tiempo mantenía un bello romance con él. Cuando Gonina se entero de este romance se enfureció tanto que se partió en dos, quedando así olvidada en el cajón de las cosas inútiles, ese que muchos de nosotros tenemos y que al final acabamos tirando.

Y es que no siempre las cosas bellas tienen color rosa.
Para la mejor suegra que Dios me ha podido regalar, por ser entre otras muchas cosas la inventora de la palabra Gonina que me inspiro este cuento, deseo del agrado de ustedes.
Gonina, en el vocabulario de mi suegra significa: pequeña cantidad de algo.
Por todo lo que me das y por lo que me quitas:
Me das: Amor, Alegrías, Esperanzas, Risas, Ayuda, Magia, a tú hijo…
Me quitas: Penas, Cargas, Trabajo, Soledades, Miedos…
Por todo esto te dedico este cuentito y te doy las Gracias por caminar conmigo.
Te quiero Nati.

martes, 12 de abril de 2011

La casa del árbol


Desde que Daniel tuvo edad suficiente para soñar, quiso tener una casita en la copa de un árbol, una fortaleza que le ayudaría a proteger sus grandes tesoros, esos que cuando somos pequeños son tan importantes conservar, son el poder ante el ataque de un temido pirata. Daniel seguía sus días y sus noches, jugando con sus hermanos y amigos solo visibles para él, sin dejar para tristeza de su madre su sueño olvidado.


La mamá de Daniel no quería que su pequeño se fuese a la casita del árbol, tenía miedo de que pudiera caerse, o una vez instalado olvidara jugar con sus hermanos, y no quisiera bajar nunca más. El verano seguía su curso normal, el calor hacía las delicias de los pequeños que salían y entraban sin cesar del lago que adornaba el final del puente. Daniel, siguió durante sus vacaciones estivales, salvando Princesas con su espada de madera, venciendo a dragones que intentaban reducirlo a cenizas con sus lenguas de fuego.


Estaba siendo un feliz y divertido verano pero Daniel se sentía un poquito cansado y necesitaba hacer su sueño realidad, antes de que el frio invierno se instalase en su corazón, se puso manos a la obra. Todos sus sueños los pasaba como una hormiguita llevando junto al roble, tablas, cuerdas, puntas, que iba apilando junto al tronco. Una noche después de un largo y ajetreado día, Daniel observó que ya no podía soñar, se levantó de la cama de un salto y casi sin darse cuenta como si de un globo se tratara trepo por las ramas del roble y permaneció en su interior boquiabierto, estaba en el interior de su casa soñada y la Paz lo inundo todo…


Aun hoy sigue soñando. Ríe con los juegos de sus hermanos, muchas veces les tira piedrecitas, haciendo que ellos regañen con la nada, increpando mientras rascan sus cabezas a lo que suponen algún animalito camuflado entre los árboles, también mira a su mamá mientras tiende la colada, cocina sus platos favoritos y su padre prepara el columpio de su hermana Carlota, es suficiente para saber que todo bajo el roble sigue su curso normal. Daniel es inmensamente feliz, el tiempo nunca pasa , todos sus amigos antes invisibles en la tierra están ahora junto a él, la inocencia se ha instalado junto a ellos y la tristeza no tiene escaleras para subir.


Las nubes juguetonas se acercan convertidas en grandes galeones con negras banderas ondeando, otras veces se convierten en temidas mazmorras pero siempre salen mal paradas el sol está de su parte sus rayos siempre vencen a las etéreas nubes, que terminan llorando para fastidio de los de abajo que corren a refugiarse dentro de casa. Para Daniel no existe la noche la luz lo inunda todo, en su corazón no pudo instalarse el frio invierno y aunque por su casa no pasa el tiempo que interrumpe los juegos, él siempre se asoma desde su ventana para lanzar te quieros con su arco de colores directos a los corazones de sus padres y hermanos.


Para Joaco , el constructor de sueños, un nido donde vivir eternamente. Con cariño:

Nati del Barco.


Cuando decidí escribir este cuento para que descansara Joaquin, no se me ocurria un sitio donde pudierá estar eternamente feliz y fué mi amigo Anselmo el que me dió la idea principal, La Casita Del Árbol, por esto y mucho más Gracias Amigo, siempre es bonito saber que puedo contar contigo.

domingo, 27 de marzo de 2011

La habitación de la abuela


Todo se iluminaba tímidamente al encenderse la luz de la habitación blanca (ahora pintada de un fuerte color rosa). Las bombillas eran de bajo voltaje y pasaban unos minutos hasta que se iluminaba aquella mágica sala. Muchos sueños se habían soñado en ella, muchos cuentos se habían escrito, cantidad de historias se habían vivido allí . Sus paredes guardaban muchos secretos, solo confesables a la luz de una vela con la voz entrecortada de su vieja dueña. Nena fue en su niñez y juventud una persona amable de carita redonda y regordeta, con la melena de una ninfa, del color del fuego(del que calidece, pero no quema). Siempre quiso tener una habitación donde contar sus historias, transformándolas en cuentos ilustrados (por su inseparable compañero) pero tenía mucho que hacer y gente a quien cuidar. Un día, estando en la madurez de su vida, llegó a ella una ráfaga de luz. Después de mucho pensarlo, supo que aquella ráfaga era su “hada madrina”, siempre estuvo segura de ello. Como todo lo que la rodeaba era mágico, lo que ocurrió por aquellos días fue también muy, muy especial. Comenzó a escribir sus cuentos, aquellos que dejó olvidados en el tiempo. El hada que ahora acompañaba sus días y noches, le dio el empujón que ella necesitaba, le creó un camino largo y bello que solo terminaría cuando ella misma decidiera, sus sueños comenzaron a hacerse realidad. Sus historias siempre las dedicó a los demás y por este motivo daba lo mejor de ella en cada frase, cada cuento llevaba un trocito de su corazón. El paso del tiempo apagó sus cabellos de fuego, hizo que temblaran sus seguras manos y su gran imaginación quedó bloqueada. En la habitación blanca se encontraba un gran armario, donde la abuela guardaba todos sus cuentos en una bonita caja de madera, ahora los utilizaba para dormir a sus nietos y deleitar a los niños que la visitaban. Eran sus más preciados recuerdos de una vida, vivida feliz. Pero una mañana soleada, como todas las soleadas y alegre como todas las alegres, cuando las flores estrenan trajes de los más hermosos colores, la abuela nos dejó. Dejando su esencia en la habitación blanca, para que todos los contadores de cuentos y todos los escuchadores puedan disfrutar de sus recuerdos, de esta manera sigue viva entre nosotros. Hoy soy yo, quien duerme en esa habitación, más llena de sueños que nunca. He podido comprobar que mi imaginación vuela a lugares donde la abuela me había llevado con sus cuentos, mi hijo duerme en mi regazo al calor de una historia con pinceladas de huellas creadas en el tiempo. A la Abuela que nunca pude disfrutar pero que mi corazón de niña siempre quiso y aun hoy busco en mis sueños

A las mías y las de todo el mundo, con cariño.

Nati-Marzo-2011.

viernes, 11 de marzo de 2011

EL BAÑO DE CARLOTA

Todas las mañanas la misma canción; Carlota llegaba tarde al cole porque no terminaba su aseo diario, una vez más salió a toda prisa sin haberse lavado la cara.
Carlota era una niña muy despierta, alegre, trabajadora… pero no le gustaba nada, nada lavarse, odiaba tanto esa tarea que siempre que podía no la hacía.
Pasaron noches, tardes, inviernos, primaveras y Carlota seguía sufriendo sus días de baño, como todos los sufridores de baños.
Estaba muy ocupada ensayando su papel de Princesa para la obra de teatro que se iba a representar en su colegio en la clausura del curso, cuando escuchó la voz de su madre que la llamaba para su baño diario. Carlota, lejos de obedecerla, alzó la voz y continuó ensayando su preciado personaje.
Faltaban tan solo dos días para finalizar el curso y eso suponía el estreno del teatro.
Carlota estaba muy nerviosa y entusiasmada porque esa tarde tenía que ir con sus compañeros a la última prueba de los trajes.
Ese día despidieron la clase de gimnasia con una complicada tabla rítmica que a todos les hizo sudar por el gran esfuerzo realizado, mas los nervios acumulados por la tensión de que en tan solo en un par de días iban a representar su obra.
Al llegar a casa, Carlota ayudó a su abuela a plantar bulbos en el jardín, una tarea que le encantaba a la pequeña, después de comer ayudó a su hermano a terminar un mural que tenía que entregar para la fiesta de fin de curso. Lo pasaron realmente bien pero terminaron pintados enteros ya que el mural había que pintarlo con los pies y las manos, entre risas y bromas hicieron una obra espectacular.
Llegó la hora de ir a la prueba de vestuario, su madre al ver su cara y sus manos dio un grito de espanto y mandó a la niña a darse una ducha rápida, diciéndole que al volver se lavaría el pelo, pero Carlota, lejos de obedecer tan solo abrió la ducha, así hacia creer a su madre que tomaba la ducha y simplemente lavó su cara, sus manos y se vistió, quedando debajo de su ropa todo el sudor, manchas de pintura y restos de tierra del jardín. Como su ropa estaba limpia, solo puso colonia sobre su cabeza y manos y así consiguió pasar la prueba de la mirada de su madre sin problemas.
Durante el camino no paró de saltar, correr, desobedeciendo a su madre que insistía una y otra vez que permaneciese quietecita a su lado.
Cuando llegaron a las pruebas, los sentaron por orden de vestuario para aligerar el trabajo de la modista y sus ayudantes, todos permanecían sentados, todos menos Carlota que al más mínimo descuido de su madre se removía por toda la habitación.
Después de mucho ajetreo llegó el turno de Carlota, la modista mandó quitarse la ropa detrás de un biombo , cuando apareció delante de la modista, su madre creyó desmayarse de la vergüenza al ver las manchas que su hija llevaba por todo el cuerpo, acompañado de un desagradable olor mezclado con un chorro de colonia que lo hacía más desagradable,
La modista quería dejar la prueba para otro día pero era consciente que eso no era posible e improvisaron un baño para ella.
Su madre no tenía palabras para regañar a la niña, su vergüenza la había quedado muda.
Llegó el día del estreno, todos incluida Carlota aparecieron radiantes, la cosa pintaba bien y su madre dio un suspiro de tranquilidad.
Poco, le duró esa tranquilidad a su madre por qué en el momento que perdía su zapato en la obra, Carlota mostraba como si de otro personaje se tratase, su dedo gordo que sobresalía de su medias, quedando una vez más en ridículo a todos los que tenían un vinculo con ella, pero lejos de avergonzarse Carlota saludó al público haciendo un gracioso gesto con su dedo muy orgullosa…

Y es que los baños son muy queridos por algunos niños pero también odiados por otros.
A todos los sufridores de baños para que les cojan el gustillo al agua y sus beneficios, les dedico este cuento con todo mi cariño.

Besos Nati.

miércoles, 23 de febrero de 2011

LA FLOR DEL DESIERTO.

Es como una florecilla que nace en el desierto y al mirarla te llena de alegría, aunque parece increíble alli está, llena de color y aromas.
solo por ese pequeño guiño de la naturaleza, merece la pena el largo paseo,
la tierra nos sorprende a cada paso, lo unico que tenemos que hacer es estar atentos,
ellas estan siempre en cualquir rincón del camino, para hacernos la vida más alegre, más facil...

Para:"Mamá Cati", la madre más bella y alegre de todo mi desierto.
la unica que aparece para alegrarnos los dias, cuando creemos que todo está perdido.
te Quiero "Mamá", como se quiere a una flor en el desierto.
"Tú hija", Nati besos.

martes, 1 de febrero de 2011

La sabiduría de un viejo


Ya no puedo ver desde mi ventana la chimenea que veía cuando era niña ni a las cigüeñas que allí anidaban.
Recuerdo las horas que pasaba mirando el ir y venir de estas aves, con palitos para acondicionar sus nidos y como daban de comer a sus pollitos.
Ahora ya no escucho a los pajaritos que revoloteaban en mi jardín, antes hasta los espantaba porque no me dejaban disfrutar ni un solo instante del silencio, ese silencio que ahora es tan largo que me asusta mi propia respiración.
La verdad, pienso que a mi corta edad me estoy haciendo vieja.
Y puedo comprender lo que les ocurre a ellos.
Siempre había pensado que los viejos se vuelven maniáticos, autoritarios y están constantemente llamando la atención, pero hoy mi parte envejecida me hace comprender que esto no es así.
No quieren marcharse de sus casas porque allí viven todos sus recuerdos y se sienten seguros, en su hogar no hay normas.
No quieren que cambien las cosas aunque sean las materiales porque bastante cambiaron ya.
En ocasiones se miran al espejo con el alma joven y él les devuelve un reflejo que les cuesta reconocer como el suyo, es fácil decir con vente años que la arruga es bella pero cuando tu cara se llena de surcos, que son hasta difíciles de aceptar…
Necesitan hacer un poco de ruido, porque sino a los más sabios de la casa no se les tiene en cuenta. Siempre escuché que la vejez es un grado pero también “Que el abuelo solo dice tonterías”. Cómo van a decir tonterías, si lo han visto todo, lo han vivido todo, y a pesar de todo y sobre todo siguen aquí.
He visto sus caritas tras los cristales de los asilos, no tenían expresión, si alguno sonreía , era para ahuyentar al miedo.
Yo rompo una lanza por todos los viejos del mundo y os propongo algo;
Démosle su sitio el más cómodo y calentito de nuestros corazones, vivamos con ellos, no solo cuidemos de ellos de ocho a diez.
Es tan grande lo que sus ojos nos ofrecen, lo que ganamos compartiendo nuestros días.
Queramos y respetemos a nuestros viejos. Y digo viejos y digo bien, es una palabra bonita y llena de vida y sabiduría que anciano me suena a poco.
A todos los viejos del mundo, a los que han pasado, pasan y espero que pasen por mi vida,
Para que la sigan llenando de Paz, Amor y Sabiduría.
Con todo mi cariño NATI.
Me olvidaba decir que todos llegaremos a viejos si Dios no lo remedia y en mi caso, no quiero que lo remedie.

miércoles, 12 de enero de 2011

Cuento Silencioso.


Deseo que este cuento sin palabras sea del agrado de tod@s
he decidido comenzar este atrevimiento con un cuento muy conocido por todos nosotros.
las madres le pueden pedir a los pequeños de la casa que sean ellos mismos los que cuenten el cuento
a ver qué tal lo explican y después me contáis.
Os lo dedico a tod@s y espero que la idea sea bien acogida por tod@s ustedes.
Con todo mi cariño
Besos Nati.
Para poder entender este cuento tenéis que mirar todas las imágenes que vienen debajo de esta, hasta llegar a la última... Gracias.

Cuento Silencioso.


Cuento Silencioso.


Cuento Silencioso.


Cuento Silencioso.


Cuento Silencioso.


Cuento Silencioso.


Cuento Silencioso.


Cuento Silencioso.


Cuento Silencioso.


Cuento Silencioso.

Y colorin colorado el cuento silencioso ha terminado.