domingo, 18 de marzo de 2012

sonrisa.



Con
todo mi cariño Nati
SONRISA
Esta
historia comenzó el mismo día que la creación del ser humano.
Sonrisa
nació con una misión, igual que todos, la suya era alegrar la vida de todos los
que encontraba a su paso.
Cada
mañana al levantarse y antes de salir a la calle, llenaba su maletín con un
montón de ellas para ir repartiéndolas por toda la ciudad.
Siempre
al volver a casa después de un largo día, su maletín volvía vacio, no quedaba
ni una sonrisa para el día siguiente.
Sonrisa
paseaba por parques, avenidas, escuelas…, y allí comenzaba su trabajo, cuantas
veces se tenía que poner en medio de dos enamorados que discutían, sentados en
un banco del parque ,después se quedaba un ratito ha esperar que ocurría, y
evidentemente los enamorados se regalaban todo tipo de mimos y arrumacos,
cuando entraba en el parque, sabía bien que tenía muchas sonrisas que repartir,
entre pequeños que peleaban por no aceptar perder en sus juegos, o en las caras
de las mamas que no querían que sus hijos se rebozaran en el arenero.
Esa
noche al llegar a casa, después de darse una relajante ducha caliente, pensó en
su trabajo que podría ocurrir si ella un
día dejara de cumplir su misión.
Con
esta intriga se levanto a la mañana siguiente y camuflada de cosa que no le
importa a nadie, salió a la calle, sin maletín y sin sonrisas.
Paseo
por los lugares acostumbrados, los niños del parque acabaron enfadados sin
nada que los pudiera consolar, las mamas
más alteradas que nunca, castigando a los pequeños e incluso algunas terminaron
discutiendo entre ellas, los enamorados esa tarde no se dedicaron besos ni
arrumacos y por las calles y avenidas de la ciudad las gentes iban con
desganas, sin importarles nada del otro, hasta se cruzó con un anciano que
perdiendo el equilibrio cayó al suelo y lejos de ayudarlo, allí se quedo en el
duro asfalto.
Al
llegar a casa, después de pensar en el catastrófico día, pudo darse cuenta que
era mucho más agotador intentar salir sin sonrisas e intentar pasar
desapercibida, que tristeza le invadió a sonrisa que lejos de querer dejar su
misión, la agarro con más fuerza que antes.
Y así
cada mañana después de arreglarse, cargaba su cartera con las más relucientes y
bellas sonrisas.
Sonreír no cuesta nada pero agrada mucho quien la
recibe.
Por
este motivo nunca salgáis de casa sin una buena remesa de ellas y así el día
será menos duro de lo que pensáis.
Para
todos mis amigos del ciberespacio y del mundo real.
Nati
del Barco.